El efecto pigmalión en la educación de los niños. 2


Cerramos este primer tema, por el momento ya que lo retomaremos en un futuro


Te has dado cuenta que a muchos pequeños, tal vez tú, antes o al tuyo, ahora,  se les etiqueta o se les etiquetó, de niño Listo o de niño Tonto, y has observado cómo esa “etiqueta” los está afectando.
Si tú o alguien afirman que el niño es vago, inquieto, distraído o incontrolable ese día, el adulto que emitió esa profecía, lo tratará conforme a esa etiqueta, lo que hará que el niño se sienta incomprendido y enojado exaltando, debido a que él tiene su propia personalidad y concepto de si mismo, que si bien es cierto ambas están en desarrollo, su comportamiento se ve afectado. Entonces el niño adopta ese comportamiento como suyo, piensa algo así:  “Ahora sí para que en verdad digan que soy … , lo seré“

En el caso de la salud, ya en adultos, suele pasar que a una persona que se siente normal y que va a una revisión de rutina y le terminan diciendo que tiene diabetes, a partir de entonces la persona empieza a sentirse mal y tener síntomas anteriormente no tenía este es un ejemplo de profecía auto cumplida.

Cuántas veces hemos sido víctimas de profecías auto cumplidas:
“¿¡No puedo hacerlo!?”
“¡Soy la peor madre (o padre) del mundo!”   
“¡Ya he intentado de todo y nada me sirve para mejorar la conducta de mi hijo!”   
“¡Mi pequeño tiene una discapacidad y por eso se porta mal!” 
“¡No lo (la) puedo controlar”!
Cuántas veces hemos escuchado, dicho o pensado, este tipo de comentarios, y si fueran sólo comentarios no hubiera problema pero son profecías que se van auto cumplir pues al pensar de esta forma los padres y madres actuaremos con esa predisposición y muchas veces dejando de hacer lo que debemos hacer o dejando de actuar con firmeza y equilibrio pues estas profecías nos quitan fuerza y autoridad, como es de esperarse unos padres sin fuerza, sin firmeza, sin conocimiento, sin autoridad y sin serenidad, definitivamente crearán hijos fuera de control y el resultado es el que los padres lo habíamos predicho y termina siendo real!  
¡Tal vez somos videntes!

Pues no! Sólo somos víctimas de las propias creencias. Y esta es la primera forma en la que las profecías auto cumplidas pueden afectar a las familias debilitando a los padres:
“¡Eres un inútil!”  
“¡No haces nada bien!”
“¡Eres el niño más burro de tu salón!”
“¡Mi hijo es insoportable!”  
“¡No tiene remedio!”  
Ante estos comentarios, sobre todo si son reiterativos o emitidos por casualidad en el momento más receptivo del niño; el niño podría decir: “... pues bueno Tú eres el que sabe te haré caso y seré lo que
tú esperas de mí.” O también muchos niños pueden decir: “Ah, entonces soy todo eso pues ahora para que deberás digas lo seré” Claro que NO LO HARÁ DE MANERA CONSCIENTE.
Esta es la segunda forma en la que algunas profecías auto cumplidas afectan a las familias, generando en los hijos  identidades negativas, seguramente has escuchado la frase: “Hay que evitar auto engañarse”, hasta cierto punto podríamos decir que las profecías auto cumplidas son auto engaños, o engaños que se vuelven realidad, pero yo le preguntaría esas personas que dicen que no nos engañemos: ¿Y por qué no habríamos de hacerlo? de hecho es imposible no hacerlo, por lo tanto no se trata de "no auto engañarnos" o de no emitir profecías auto cumplidas sino de hacerlo con conciencia y de tal forma que resulten positivas para nosotros y nuestras familias, pues esos fenómenos psicológicos para nada son malos, son naturales, neutros y sobretodo inevitables, lo que puede ser malo es la forma en la que los utilizamos. A continuación te mostraré algunos ejemplos de cómo aplicarlos de forma positiva y constructiva:
Todas las personas exitosas y revolucionarias tuvieron un momento, o muchos, de sus vidas en las que no les iba bien, y sin importar lo mal que lo estuvieran pasando, esas personas se auto engañaron, pensando “¡Lo voy a lograr!”  y era un auto engaño, pues no les constaba y nadie les aseguraba, que fuera a ser así, pero tarde o temprano lo lograron pues no dejaron de creer en su profecía y en su autoengaño, claro que también tuvieron que aprender de sus experiencias, pues no todo en la vida son profecíasauto cumplidas.

Entonces la primera forma de ayudar a los hijos es profetizar que sí pueden hacer aquello que les cuesta trabajo como puede ser aprender a escribir, aprender a controlar la conducta, o cualquier situación similar, hay que señalarles que en su interior tienen todo lo necesario para lograrlo, dentro ya tienen la capacidad de comportarse desobedientes y de escribir bien, pero son como una semillita, pues dentro de una semilla hay un árbol aunque no lo parezca pero ahí está, y si la cultivamos y la tratamos bien, tarde o temprano surgirá ese majestuoso árbol,  con los niños es igual. Los padres también debemos comprender esto y confiar en nosotros mismos, no importa si en el pasado nos equivocamos o si lo volvemos a hacer, mientras sigamos aprendiendo, tarde o temprano podremos educar a los hijos de la forma correcta.

Apoyar con profecías y auto engaños a los padres e hijos para mantener viva la fuerza necesaria para superar aquellos momentos donde la desesperación quiere entrar en nuestras vidas, pero es incluso más importante bombardear a los hijos (y a uno mismo) de afirmaciones positivas todo el tiempo, hay que acostumbrarnos a decir cosas agradables a los hijos y en especial a nosotros mismos, cosas como:
“¡Eres muy inteligente!”  
“¡Vas a llegar muy lejos!” 
“¡Soy muy buen padre!” 
“¡Soy muy buena madre!”
“¡Estoy mejorando cada día!”

El efecto pigmalión o las profecías auto cumplidas también pueden usarse como una forma de motivar las conductas que no hemos propiciado nosotros en nuestros hijos, sino terceros, por muy profesionales o eventuales que sean los comentarios, los pequeños están desarrollando su personalidad y son susceptibles a modificar su conducta para ser aceptados en por nosotros, los adultos, si los niños escuchan de alguien un comentario malo, puede generar desconfianza, puede motivar a que realmente actúe mal como aquella persona “espera”.

Debemos conocer el comentario y el contexto del mismo, entonces debemos actuar igual pero para motivar acciones positivas si tú le dices a tu hijo:
“¡Pero si te vuelves a portar mal vas a ver cómo te va a ir!”  le estás dando un voto de desconfianza pero si le dices
“¡Yo sé que te vas a portar muy bien”!   
“¡Sé que te vas a esforzar para sacar ese niño obediente que hay dentro de ti!”  ¿Cómo crees que se siente el niño al escuchar eso?  Debo aclarar que esto sólo funciona cuando el niño está receptivo y de buenas por lo que para que tenga efecto debemos tener una buena relación con nuestros hijos, también entre más edad tenga el niño más efecto tendrá, en los niños más pequeños no sirve tanto para que se porte bien (menos de 5 años), pues recuerda que ellos aprenden principalmente por consecuencias y no por palabras, pero aun así es bueno darle estos votos de confianza desde pequeños.

Esta técnica no debe reemplazar otras técnicas de disciplina como los reglamentos, pero si es un gran apoyo.






Apoyarnos entre Padres, es el primer paso para impulsar a nuestros hijos.

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