Por más que le hablo a mi hijo, no me hace caso.


Por más que les hablo a mis hijos, no me hacen caso.

Sabemos que debemos ser firmes, y  que saber que solapar a los caprichos de los hijos es negativo, sabemos que necesitan reglas firmes y claras en el hogar y aun así no hacemos nada de esto. Pues a la hora de tener que actuar con firmeza tratamos de razonar con los hijos y esperamos que hagan caso, si se les repiten las cosas muchas veces; creemos que si los amenazamos con alguna prohibición cambiaran su conducta.
Aunque sabemos bien que no cumpliremos las amenazas o basta con que los hijos lloren para retirarles cualquier consecuencia que se hayan ganado con sus malas acciones esto no es una forma de juzgar a aquellos padres que no pueden ser firmes, al contrario, lo hago para que reflexionemos que ser una figura de autoridad también requiere de esfuerzo y conocimiento por parte de los padres, si fuera tan fácil todos lo harían.
Muchas personas tienen miedo a ser firme con sus hijos pero sobre todo, cómo superar esos obstáculos.
Ser firme es parte del trabajo de cualquier padre pero así como no es fácil para los niños portarse siempre bien, deben aprender a hacerlo, tampoco siempre es fácil para los padres ser firmes, pero debemos aprender hacerlo.
Pero ¿porque tanta insistencia con ser firme y disciplinar a los hijos? ¿que no podríamos simplemente quererlos mucho y hacerlos entender explicándole las cosas?
Estoy seguro que muchos padres se preguntan esto, y la verdad eso sería maravilloso lamentablemente las cosas no funcionan así, pues sería como querer construir un edificio hermoso y elegante sin la pesada y sucia tarea de tener que colocar sus cimientos. Para poder controlar nuestra conducta y distinguir entre lo bueno y lo malo debemos aprender lo desde lo más básico hasta lo más elevado, a los niños muy pequeños o incluso muchos adultos inmaduros, les puedes explicar por horas como sus acciones afectan a los demás, pero aun así no harán caso ya que para ellos lo importante es su bienestar y sí para que ellos estén a gusto, otros deben pasar malos ratos que así sea!
Y esto es porque se manejan en el nivel más básico, el cual consiste en que lo bueno es lo que me trae un beneficio y lo malo es lo que me perjudica. Entonces, por más que le expliques a un niño que debe limpiar su cuarto y para el limpiar es aburrido y cansado, no lo hará es por eso que tenemos que ser firmes y hablarle en su idioma, es decir explicarle que si no lo hace habrá una consecuencia negativa. Entonces el niño ve  un perjuicio, se motivará hacerlo, con el tiempo su cerebro y sus experiencias se desarrollarán lo suficiente para poder pasar a los siguientes niveles morales, los niñosaprenden todo el tiempo y si no aprenden disciplina aprenderán lo opuesto, es decir que basta con llorar para que mamá se desespere y se ponga como loca tratando de contentarlos, aprenden que por más que les digan que no deben hacer algo al final de cuentas pueden hacerlo, pues no pasa de que mamá o papá se enojen y a veces eso puede ser muy entretenido; aprende que si desea algo sólo necesitan llorar, golpear si es necesario, para conseguir lo que quiere, pues aunque sus padres traten de mantenerse firmes al final de cuentas no superan la fuerza de voluntad del niño.
En otras palabras aprenden a que ellos tienen el control sobre la casa y no sus padres por eso es tan importante que los padres aprendamos a ser figuras de autoridad firmes y justas, pues si los niños tuvieran la capacidad para saber qué es lo mejor para ellos no necesitarían de sus padres. La principal razón que impide que los padres actúan de forma adecuada al momento de disciplinar a sus hijos es el miedo, y el miedo casi nunca es buen consejero.
El miedo a lastimar a los hijos por ser demasiado firmes, pues afortunadamente en la actualidad los padres son más sensibles a las necesidades y derechos de sus hijos eso es maravilloso, porque evitan muchos maltratos que en el pasado eran vistos como normales sin embargo no confundamos ser firmes con maltratar a los hijos, pues aunque los niños lloren se enojen o sufran cuando las cosas no son como ellos desean o cuando reciben las consecuencias de sus actos negativos, si como padres somos conscientes de que estamos actuando con justicia, no les estamos haciendo daño sino que a largo plazo los estamos beneficiando, pues viviendo estos aspectos duros de la vida pueden valorar las cosas buenas que se tienen, aquellos padres que se la pasan queriendo evitar que sus hijos sufran a toda costa solo los debilitan, pues al no estar acostumbrados a que las cosas no salgan como ellos quieren, cuando inevitablemente les pase algo malo a los hijos, no habrán desarrollado la menor protección contra esta situación.
Es el miedo a que los hijos nos dejen de querer sino los complacemos en todo, esto no es así sino que es todo lo contrario, pues los padres que hacen todo para mantener a los niños contentos con la intención de ganarse su cariño lo único que consiguen es hijos convenencieros, es posible que quieran a sus padres pero que no los valoran ni los aprecian en lo absoluto, pues desde siempre se les ha enseñado que sus papás están en este mundo para servirles.
El miedo de que los hijos sufran lo que nosotros sufrimos cuando éramos niños, es típico. Claro que nos podemos quejar de lo estrictos que eran nuestros padres, pero al dejar de serlo nosotros les quitamos la oportunidad a nuestros hijos de que aprendan valores como la responsabilidad y el respeto. Si queremos ser permisivos porque nuestros padres fueron demasiado rígidos estamos haciendo lo mismo que ellos, es decir dando una educación desequilibrada, solamente que lo estamos haciendo de una forma diferente, hay muchas cosas que nos pueden ayudar a ser firmes con los hijos pero consideró que lo principal que nos puede ayudar es darnos tiempo para equilibrar la educación de los hijos, fortalecerlos lazos afectivos con los niños, esto es importante en varios niveles en primer lugar porque si sabemos que somos cariñosos y apoyamos a los niños cuando se portan bien, no tendremos tanto miedo de ser firmes cuando sea necesario, por otra parte es muy importante para los niños tener una buena relación con sus padres para que la disciplina tenga efecto, pues sí sólo queremos ser firmes sin construir lazos de afecto con tus hijos los problemas no se harán esperar.
Una razón común que dificulta ser firme pero no está relacionada con el miedo es el hecho de que esto puede ser muy cansado, a veces simplemente es más fácil acceder a las demandas de los hijos que plantarse con firmeza ante ellos, las presiones del hogar del trabajo, las presiones económicas, sólo hacen de este proceso algo más difícil. En estos casos lo mejor es empezar a ser firmes pero poco a poco, pues si queremos cambiar por completo de un día para otro terminaríamos fracasando y frustrándonos, así que debemos empezar con una regla a la vez, pero colocando todo tu esfuerzo en mantenerte firme aunque sea sólo en esa regla, lo demás puede esperar.
El problema más grande con los padres y madres que se quieren pasar de buenas gentes al ser permisivos con sus hijos es que al final de cuentas terminan perdiendo los estribos y hacen cosas que los lastiman mucho más. Mantener el control es fundamental, los niños especialmente los de temperamento difícil o los que ya han aprendido a portarse mal, tratarán de molestarte por una parte para ver si con eso cambias de opinión y en caso de no lograrlo, por lo menos se vengara de ti por hacerlos pasar un mal rato haciéndote pasar un mal rato a ti, es por eso que debes mantener la calma, esto no significa estar feliz y alegre al contrario puedes demostrar tu enojo si lo deseas, pero con firmeza y calma, siendo una figura de autoridad firme que no se deja amedrentar por el llanto, pues en el momento que actúes perdiendo el control le dejarás claro al niño que él tiene un poder sobre ti.
Cuando los padres ya son conscientes y tratan de ser firmes cometen el pecado de hablar demasiado ya sea para reclamar a los hijos que porque actúan a para darles razones o para hacerlos entender las cosas, en fin hablan y hablan, en un momento donde deben guardar silencio si es momento de ser firme sólo hazlo y no hables de hacerlo, si el niño no quiere limpiar su cuarto, solo llévalo a que lo haga y aplica la consecuencia negativa. En caso de que estuviera estipulado en las reglas que como familia tienen no trates de convencerlo de que lo haga, pues hablar tanto es una señal de los miedos que mencioné previamente, y el niño lo percibe con facilidad por lo que será más difícil que respete tu autoridad, a diferencia de si sólo guardas silencio o si aplicas las reglas de casa; una vez que el niño haya realizado lo que le pediste o que haya cumplido su consecuencia, es cuando debes hablar y explicarle todo lo que quieras pues ahora si tus palabras tendrán valor, pero antes no.




Apoyarnos entre Padres, es el primer paso para impulsar a nuestros hijos.



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